Pensamiento sobre el intelectual y el sabio; basado en la Alegoría de la Caverna de Platón.
El intelectual logró salir de la caverna pero acampa justo en la entrada. Disfruta sentirse superior a sus pares de nacimiento pero carece del valor suficiente para aventurarse a un mundo que desconoce. Ese temor lo hizo experto en la justificación de su realidad y necesita la aceptación de sus pares para sentirse valorado. Construyó su sentimiento de pertenencia en base a eso. Pero es reacio a nuevos paradigmas. Suele “alcanzar” el éxito.
El sabio, en cambio, se atreve a la aventura y cuestiona constantemente sus creencias. No sólo es consciente de la ignorancia de sus pares, sino también su propia. Aún así, no reconoce el conocimiento como una meta sino como un camino. Lo disfruta, lo respira. Lo comparte. Admira y abraza la diversidad.
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