Esta pregunta es muy frecuente en el mundo viajero, en aquellos que están a punto de emigrar. Hasta los más experimentados dedican horas a planificar su equipaje.
Muy distinto es el tema de la emigración. Cuando viajamos sabiendo que volvemos, difícilmente llevamos con nosotros fotografías de nuestros seres queridos. Pero al emigrar, el equipaje se vuelve mucho más afectivo.
Me pregunto, ya en la distancia, cómo habrá sido la historia cuando este osito ingresó a la valija. ¿Había una niña llorando aferrada a su juguete detrás? ¿Una adolescente que debía emigrar y llevó el recuerdo de aquel regalo que su padre le había hecho previo a partir a luchar la Segunda Guerra Mundial sin regresar jamás?
Tantas historias se entrelazan y dan como resultado familias completas que hoy en día siguen construyendo su identidad en sitios completamente nuevos para ellos.
Sin dudas, quien confeccionaba con aguja e hilo este juguete, jamás imaginó que sería motivo de debate un siglo después con personas desparramadas en todo el mundo que leerían estas palabras.
Todo esto lleva a preguntarnos cuáles de nuestras acciones se inmortalizarán en el tiempo. Sólo él lo sabrá…
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